viernes, 19 de julio de 2013

del ajedrez en la biblioteca:

Muy interesante estuvo la simultanea de ajedrez el sábado primero de junio. Las fotografías lo dicen todo. Primer puesto para Jhon (lado izquierdo) y segundo puesto para Oswaldo(lado derecho) Ambos son estudiantes del programa de ingeniería civil. MIs felieictaciones y muchas gracias al profesor Héctor Hugo Chnome, alma de este taller y mil gracias también al joven Jhon Sebastiàn Salcedo quién tomó los registros fotográficos que podemos observar.
Desde hace mucho tiempo el ajedrez y las bibliotecas son una combinación muy interesante. La biblioteca es un hospicio de lujo para estas fulminantes fichas de juego. La presencia del ajedrez, es de por sí, una amable invitación al silencio. Los jugadores, se reprochan sus manifestaciones jolgóricas, efusivas, intempestivas o agresivas cuando no las pueden controlar. Los libros son los cómplices de esas gestas interminables. Sesenta y cuatro casillas, treinta y dos blancas en contraste con treinta y dos negras, marcando la eternidad de los caminos y sus cruces. Los caballos y su fogocidad, el rigor y la vigilancia de los alfiles. Las torres y su fortaleza. El poder de las reinas y la intocabilidad del rey. Sólo hacen falta los jugadores que casi siempre son lectores y los lectores que casi siempre juegan al ajedrez. La biblioteca de UNITROPICO no se podía quedar atrás y el sábado primero de junio convoca a la primera simultanea. El profesor Héctor Hugo Chinome, él señor de la gafitas, que calcula las palabras cuando habla de física, física cuántica, ecuaciones , el de la mirada atenta, el mismo que se pierde en la pantalla de computador cuando "juego con la máquina y quedamos en tablas" nos dice satisfecho y con algo de pena. Este profesor tiene un modo especial de promover esos discursos para acceder a los mundos de la ciencia y la probabilidad. A veces lo preocupan las estadísticas del servicio... pero comprende que aprender a pensar es una actividad que se toma su tiempo y, en la cual, vamos entrando paulatinamente. Es una contradicción difícil de ilustrar: lo más serio de la vida, como una jugada de ajedrez, sólo se aprende jugando. Las novias y las esposas de cualquier parte del mundo terminan declinando sus riñas de celos ante ese tablero arrollador y quita tiempo. El profesor Buitrago se siente contento cuando encontró esos cómplices en los ratones de biblioteca para promover el deporte ciencia que se impone en Casanare y en la Universidad Unitropico jugar ajedrez da otro estatus. No se pierda esta gesta del sábado, estemos atentos a estos enfrentamientos que concluyen en una limpia y franca sonrisa con un ferviente apretón de manos, mirándose a los ojos y musitando un GRACIAS lleno de vida, mientras en silencio se retan para la próxima revancha. Nos queda en el tintero cuidar que los lectores se vuelvan jugadores y los jugadores sigan leyendo. ajedrez según jorge luis borgés I En su grave rincón, los jugadores rigen las lentas piezas. El tablero los demora hasta el alba en su severo ámbito en que se odian dos colores. Adentro irradian mágicos rigores las formas: torre homérica, ligero caballo, armada reina, rey postrero, oblicuo alfil y peones agresores. Cuando los jugadores se hayan ido, cuando el tiempo los haya consumido, ciertamente no habrá cesado el rito. En el Oriente se encendió esta guerra cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra. Como el otro, este juego es infinito. II Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada reina, torre directa y peón ladino sobre lo negro y blanco del camino buscan y libran su batalla armada. No saben que la mano señalada del jugador gobierna su destino, no saben que un rigor adamantino sujeta su albedrío y su jornada. También el jugador es prisionero (la sentencia es de Omar) de otro tablero de negras noches y de blancos días. Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y tiempo y sueño y agonía? Lee todo en: Ajedrez - Poemas de Jorge Luis Borges http://www.poemas-del-alma.com/ajedrez.htm#ixzz2UoFKfJmd (4 fotos)

Del ajedrez en las bibliotecas, una evidencia